Por: Andrea Meza @andreamezad
Julie Mafiol @juliemafiol
En una pequeña vereda llamada La Suprema, ubicada en el corregimiento de Matuya, María La Baja (Bolívar), se erige el escenario de una película que ha cautivado tanto al público como a la crítica internacional. Este lugar, escondido entre paisajes de belleza y humildad, se convirtió en el escenario perfecto para la nueva película del director Felipe Holguín que lleva el mismo nombre de la vereda. La película, inspirada en una anécdota ocurrida en San Basilio de Palenque tras el campeonato de Pambelé en 1977, explora la fuerza de las pequeñas comunidades rurales y el poder de sus historias no contadas.
El guion de esta película fue coescrito por Felipe Holguín y Andy Sierra, quienes unieron fuerzas para dar vida a una historia que refleja la cotidianidad y las luchas de esta vereda. La colaboración entre ambos fue clave para capturar la esencia del lugar y de sus personajes.
Felipe cuenta que, desde su primer encuentro con La Suprema, quedó cautivado de inmediato: las mujeres lavando chócoros en el río, los hombres jugando dominó en las calles, e incluso una familia de albinos fueron los elementos que le confirmaron que este era el sitio ideal. Para él, todo era una señal, especialmente cuando encontró un puente oxidado, un elemento clave en el guion. “Cuando vi ese puente oxidado, supe que era el lugar donde debía grabar”, comenta Holguín, recordando cómo el corregimiento y su gente le dieron vida a su historia.
Una anécdota especial ocurrió cuando el equipo compartió la trama de la película con la comunidad del corregimiento. Al escuchar la historia, una niña del público se levantó y exclamó que lo que escuchaba no parecía ficción, sino que se asemejaba mucho a la realidad de su propio pueblo, como si fuera una historia que les pertenecía. La película, que en un principio tenía otro nombre, terminó llamándose “La Suprema”, en homenaje al lugar que lo inspiró desde el primer momento.
El éxito de la película se debe, en gran medida, al talento del elenco. “Puedes tener la mejor fotografía y las locaciones más impresionantes, pero si el talento falla, no tienes película”, afirma el director. Por esta razón, realizó un exhaustivo proceso de casting que se extendió por más de un año y medio. El trabajo de Juan Pablo Félix, preparador de actores, fue fundamental en este proceso. Su papel fue decisivo para nivelar y preparar al elenco, logrando que todos se sintieran seguros en sus roles. Félix consiguió que tanto los actores jóvenes como los veteranos encontraran un punto de equilibrio durante el rodaje.
Un caso destacado es el de Elizabeth Martínez, quien interpreta a Laurena, uno de los personajes principales. Con solo 16 años en el momento del casting, Elizabeth sorprendió a Holguín y Félix por su energía, carisma y talento artístico. Criada en una familia de artistas, su capacidad para adaptarse fue impresionante. Aunque no tenía experiencia en boxeo, una habilidad clave para su personaje, su disposición y talento innato la convirtieron en la elección perfecta para el papel.
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La película también contó con la participación de actores veteranos como Antonio Jiménez, cuya trayectoria fue esencial para mejorar el nivel del rodaje. El trabajo de Félix, junto con la combinación de actores experimentados y jóvenes promesas, resultó en un elenco dinámico y diverso que elevó la calidad interpretativa de la película.
Uno de los aspectos más destacados de la película es la integración de la comunidad local en el proceso de filmación. Felipe insiste en la importancia de involucrar a las personas y los lugares donde rueda. “En La Suprema, no solo trabajamos con la comunidad, sino que se creó una verdadera simbiosis”, dice, subrayando que, para él, el cine no es solo una herramienta de entretenimiento, sino un vehículo para generar impacto social.
Además de contar una historia, la película visibilizó problemas como la falta de agua potable y la deficiente infraestructura de la región. Este enfoque motivó a las autoridades locales a comprometerse a mejorar las condiciones. “Aunque no hemos visto todos los cambios, ya se están moviendo piezas importantes”, afirma el director, en referencia al compromiso de un alcalde de la región para construir un nuevo puente en la comunidad.
Para Holguín, el cine no es solo un medio para contar historias, sino una plataforma para generar cambios reales. A través de su productora, Cumbia Films, que cofundó junto a su socia Tere Gaviria, ha desarrollado un modelo que trasciende el cine comercial. Su enfoque busca no solo crear industria local, sino también promover el desarrollo del talento en las regiones donde filman. “Queremos que las grandes productoras no solo vengan a rodar y se vayan, sino que dejen algo significativo en la comunidad”, comenta con determinación.
Esta visión tiene sus raíces en sus primeros trabajos como cineasta en Cartagena, donde en 2009 filmó su cortometraje “Mañana”. Esa experiencia definió la misión de su productora: involucrar activamente a las comunidades en todas las etapas de la producción cinematográfica.
El impacto de La Suprema ha superado todas las expectativas, llevando al equipo a plataformas internacionales de prestigio. La película fue seleccionada para representar a Colombia en los Premios Óscar y fue nominada en los Premios Goya, consolidándose como un símbolo del poder transformador del cine colombiano. Este éxito no solo es motivo de orgullo personal para el director, sino también una celebración del esfuerzo colectivo.
Felipe Holguín ha encontrado en el Caribe no solo una fuente de inspiración, sino también una segunda casa. Aunque nació en Bogotá, su conexión con la costa comenzó muy temprano, cuando vivió en Barranquilla entre los 3 y 7 años, una etapa que marcó profundamente su vida. Este vínculo se ha fortalecido con el tiempo y se refleja tanto en su visión como director, como en el nombre de su productora, Cumbia Films, que fundó junto a su socia cartagenera, Tere. Para ellos, el Caribe es más que un escenario; es una fuente inagotable de historias humanas que capturan la esencia de su cine. Desde la riqueza cultural hasta la resiliencia de su gente, las narrativas caribeñas ofrecen una perspectiva vibrante, alejada de los estereotipos que han marcado a Colombia en el pasado.
Tras el éxito de La Suprema, el director está trabajando en nuevas historias que, al igual que su último filme, buscan rescatar la humanidad de las comunidades colombianas. Aunque no adelantó muchos detalles sobre sus próximos proyectos, asegura que seguirá explorando diferentes regiones del país, con el objetivo de plasmar en la pantalla grande episodios basados en hechos reales.
Cuando se le pregunta sobre el papel de las nuevas tecnologías en el cine, Holguín reconoce que son una herramienta inevitable en la industria actual, pero enfatiza que la emoción humana es irremplazable. Lo que realmente conecta a las personas con una historia es precisamente esa emoción que solo un director y su equipo pueden transmitir, algo que ninguna máquina podrá recrear.
Felipe no solo es un director comprometido con su arte, sino también con las personas que dan vida a sus historias. La Suprema es una prueba de su capacidad para fusionar lo cinematográfico con lo social, demostrando que el cine puede ser más que entretenimiento: puede ser una herramienta poderosa para transformar realidades. Cada proyecto es una oportunidad de visibilizar a las comunidades, de escuchar sus historias y de llevarlas al mundo con respeto y autenticidad. Detrás de cada cámara, hay una comunidad esperando ser escuchada.
Al final de nuestra conversación, le pedimos a Felipe que compartiera con nosotros alguna canción o playlist. Sin dudarlo, mencionó La Suprema, de Pabla Flores, la reconocida bullerenguera de María La Baja, quien además interpreta a la abuela de Laurena en la película. Esta canción es el alma musical del filme, una pieza que captura la esencia de la historia y del pueblo que inspiró su realización.
Encuentra a Cumbia Films en: Youtube / Instagram: @cumbiafilms
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